
El primer contacto de los europeos con la foca monje del Caribe fue a través de Cristobal Colón en 1493, que describió a los animales como lobos de mar y notó el interés económico de la especie.
Con la llegada de colonos, la foca monje comenzó a ser cazada por su piel, su grasa y también como alimento. Más tarde se generalizó la idea de que esta foca era una amenaza para la conservación de los bancos de peces y se inició una campaña semiorganizada para exterminarla. El último avistamiento de un animal de esta especie fue en 1952 entre Jamaica y la península del Yucatán.
"A veces los seres humanos no saben lo que tiene hasta que lo pierden, Dios es el unico que da la vida y es aquel que la puede quitar, nosotros no debemos formar grupos para exterminar especies que hoy pasan a ser historia"